Siete intervenciones pioneras con un criterio paisajístico común por SCOB.
El estudio de arquitectura y paisaje SCOB ha proyectado siete intervenciones arquitectónico-paisajísticas (Islas Climáticas), pioneras en la creación de entornos urbanos amables, verdes y capaces de mitigar el impacto del cambio climático. Una operación de acupuntura urbana que suma nuevas capas al territorio preexistente y que requiere una visión estratégica de paisaje urbano y un dominio de la arquitectura a pequeña escala.
Un puerto y una ciudad. Las islas climáticas.
El proyecto repiensa el espacio cerca del mar en el Port Vell para satisfacer las nuevas demandas de los ciudadanos y distingue los puntos estratégicos de contacto y proximidad con la ciudad, aquellos que permiten acercar los beneficios de los nuevos espacios del puerto a los vecinos del barrio Gòtic y la Barceloneta. Allí donde se combinan elementos como un paso elevado, la continuidad del trazado de una calle, un arbolado consolidado o las condiciones climáticas más favorables, es donde se actúa.
Las intervenciones, desde un enfoque global socio ambiental, se alinean con iniciativas como los “Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030” de la Organización Mundial de la Salud, el programa piloto “Inclusive climate action”de C40 Cities o la “Red Metropolitana de Refugios Climáticos” de Barcelona, entre otros. Esta visión integradora confiere a la “Isla Climática” la categoría de espacio público de presente y futuro sobre una base histórica que inició su transformación hace 30 años.
Criterio Paisajístico. Hacia una promenade verde-azul.
El recorrido perimetral en el Port Vell se refuerza poniendo en valor un rasgo único y diferencial: poder caminar junto al agua. La intervención es pionera por el criterio paisajístico que subyace: ribbon of pearls o parches de cierta relevancia ecológica que unidos como stepping stones (Richard T. T. Forman) regalan lugares de encuentro, descanso y recreo a la vez que mejoran la biodiversidad urbana. Para asegurar el éxito de los espacios, la interdistancia entre los ámbitos de actuación no supera los cinco minutos a pie.
Las preexistencias y singularidades inherentes a este límite se incorporan al discurso proyectual para arraigar las islas al contexto. Reconocer, para enfatizar, las condiciones de sombra y confort climático, la relación de visuales con la lámina de agua y los espacios preferidos de estancia-observación, aporta la contemporaneidad urbana que lleva tiempo reclamando este lugar.
Si leemos la propuesta desde esta óptica del paisaje, descubrimos que el Muelle de Bosch i Alsina y el Paseo Joan de Borbó alteran sus características urbanas actuales y se convierten en un conducto para flujos de vida. Así, entran a formar parte de una estrategia que incorpora la riqueza individual de cada lugar para nutrir un sistema de relaciones más complejo que dinamiza la biodiversidad.
En busca de la confortabilidad. Mobiliario urbano, vegetación y otras soluciones
En pro de una confortabilidad amable y verde que mejore la experiencia del usuario, se implementan soluciones técnicas específicas como: el diseño de mobiliario urbano ad hoc, la plantación de vegetación proveniente de climas mediterráneos, el uso de un sistema de nebulización de agua (nube) que se activa secuencialmente durante los episodios de calor o la aplicación de un pavimento de bajo índice térmico capaz de contribuir a la disminución de la temperatura ambiente.
La formalización modular, de coste ajustado y de carácter replicable construye un imaginario reconocible que relaciona las “islas” y busca la neutralidad inclusiva como escenario base de una realidad diversa, cambiante y desconocida. El proyecto propone nuevos diseños y ergonomías que permiten relaciones sociales y otras maneras de disfrutar del espacio público. Todos estos elementos quedan integrados en un proyecto construido en los años 80 y 90.
El criterio de plantación presenta una composición del verde que mezcla colores y alturas de acuerdo al ámbito, para ir generando diferentes escenarios. Las especies vegetales utilizadas combinan arbustivas de dimensiones variables, gramíneas de diferente altura y árboles, como el Tamarisco y el Pino, que se incorporan a los existentes. Se utilizan plantas de distintos climas mediterráneos, adaptadas y resistentes a la salinidad.